La ingesta de leche durante el crecimiento es fundamental para un correcto desarrollo óseo. Tomada de Shutterstock. |
Cuando nos hacemos
mayores y volvemos el pensamiento atrás hacia nuestra infancia, la persona que destaca,
sin duda, es nuestra madre. Ligada a ella irremediablemente es aquella
insistencia en tomar leche para nuestros huesos. Después, la campaña de
publicidad histórica e insistente de una marca de yogures nos enseñó que
aquello que tenía la leche que necesitaban nuestros huesos era CALCIO.
El esqueleto es el almacén del calcio. Tomada de la Universidad de Salamanca |
Lo cierto es que, a
pesar de ser la función socialmente más conocida, mantener la estructura de
huesos y dientes ni es la única, ni mucho menos la más importante. El latido
del corazón, el impulso nervioso y la coagulación sanguínea son procesos
biológicos vitales para nuestra supervivencia y que dependen del calcio, de su
papel como mensajero celular (pincha aquí para
conocer más sobre esta función del calcio). El calcio que interviene en estos y
otros procesos supone el 1% del total de nuestro cuerpo y se encuentra
localizado mayoritariamente en el fluido extracelular que rodea las células, en
la sangre, los tejidos blandos y en el interior de las células. El restante 99%
de este mineral está en los huesos (aproximadamente 1Kg), que actúan así como
almacén de este mineral y al que se acude cuando la ingesta de calcio no es
suficiente para mantener las otras funciones. Cuando esto sucede, la Hormona
Paratiroidea o PTH y la vitamina D son dos hormonas fundamentales para esta
regulación.