03 septiembre 2014

EL CALCIO Y NUESTROS HUESOS

La ingesta de leche durante
el crecimiento es fundamental para
un correcto desarrollo óseo. Tomada
de Shutterstock.
Cuando nos hacemos mayores y volvemos el pensamiento atrás hacia nuestra infancia, la persona que destaca, sin duda, es nuestra madre. Ligada a ella irremediablemente es aquella insistencia en tomar leche para nuestros huesos. Después, la campaña de publicidad histórica e insistente de una marca de yogures nos enseñó que aquello que tenía la leche que necesitaban nuestros huesos era CALCIO.








El esqueleto es el almacén
del calcio. Tomada de la
Universidad de Salamanca
Lo cierto es que, a pesar de ser la función socialmente más conocida, mantener la estructura de huesos y dientes ni es la única, ni mucho menos la más importante. El latido del corazón, el impulso nervioso y la coagulación sanguínea son procesos biológicos vitales para nuestra supervivencia y que dependen del calcio, de su papel como mensajero celular (pincha aquí para conocer más sobre esta función del calcio). El calcio que interviene en estos y otros procesos supone el 1% del total de nuestro cuerpo y se encuentra localizado mayoritariamente en el fluido extracelular que rodea las células, en la sangre, los tejidos blandos y en el interior de las células. El restante 99% de este mineral está en los huesos (aproximadamente 1Kg), que actúan así como almacén de este mineral y al que se acude cuando la ingesta de calcio no es suficiente para mantener las otras funciones. Cuando esto sucede, la Hormona Paratiroidea o PTH y la vitamina D son dos hormonas fundamentales para esta regulación.