Empezamos la segunda temporada de este
programa de divulgación científica que en su primera temporada llamamos “La
Ciencia del Cuerpo Humano” y que este año cambia su nombre a “La Ciencia de
Nuestra Vida”. Seguirá el mismo formato de entrevista con un investigador o
profesional de Ciencias de la Salud, con alguna pequeña excepción.
Este primer programa les acerca el mundo de la célula a través de cinco pequeñas historias en las
que les contamos su papel en cuatro sistemas fundamentales para nuestra
supervivencia como individuos y como especie. El corazón, la sangre, el sistema
inmune y los primeros días de la creación de una vida nos muestran la
versatilidad de nuestras células, que constituyen la base de quiénes somos. Nos
acompaña la voz de Andrés Maestre.
El trabajo en equipo de las células cardiacas
(cardiomiocitos) es admirable. Un fino sistema de ajuste entre ellas permite
que trabajen en grandes equipos (dos aurículas y dos ventrículos) con un marcapasos
interno que determina el ritmo con el que marchan. La contracción de las
aurículas lleva la sangre a los ventrículos y cuando estos son quienes se
contraen, la sangre sale despedida del corazón a los pulmones para su
oxigenación o al resto del cuerpo para repartir ese oxígeno.
Esta contracción de los cardiomiocitos se produce gracias a unas fibras que, en su interior, se desplazan unas sobre otras, lo que hace que las células se acorten. La señal que dispara este proceso es el calcio, precedido por una pequeña corriente eléctrica que se transmite entre las células y es así la encargada de sincronizarlas.
El objetivo fundamental del corazón es llevar
el oxígeno y los nutrientes a todos los tejidos y órganos y recoger, a la vez,
los productos de desecho. Los vasos sanguíneos constituyen una complicada y
extensa red de carreteras de diferente categoría que también transportan muchas
otras sustancias necesarias para el correcto funcionamiento de nuestro
organismo.
Los glóbulos rojos son quienes transportan
ese oxígeno dentro de la hemoglobina, la sustancia que da color rojo a nuestra
sangre. Esta hemoglobina no siempre es la misma a lo largo de nuestra vida. De
hecho, durante la etapa fetal, es ligeramente diferente, lo que le confiere
características especiales. Hay que tener en cuenta que el feto no tiene acceso
al oxígeno del exterior y que todo le llega a través de la madre. Por esta
razón su hemoglobina tiene mayor avidez por el oxígeno y consigue quitarle
parte del mismo a la madre, para así poder crecer y desarrollarse.
Pero por la sangre también transitan los
componentes del sistema más versátil y sorprendente de nuestro cuerpo, el
sistema inmune. Son los responsables de que, a pesar de estar expuestos
constantemente a patógenos, éstos apenas logren enfermarnos. Son un ejército
altamente entrenado y especializado que patrulla continuamente nuestro riego
sanguíneo y el resto de tejidos.
Como les contamos en el programa, aquí les
dejamos dos vídeos en los que dos células distintas del sistema inmune
‘engullen’ y destruyen sendas bacterias. En el primero es un neutrófilo el que
persigue a la bacteria por todo el cultivo y en el segundo es un macrófago el
que hace su función.
Vídeo 1.- Aquí se puede ver una célula del sistema inmune (neutrófilo)
persiguiendo a una bacteria. Crédito: David Rogers de Vanderbilt University en youtube.
Vídeo 2.- Aquí se puede ver varias células del sistema inmune, macrófagos, de
los cuales uno engulle una bacteria. Crédito: Hybrid Medical Animation en youtube.
Toda esta complejidad de lo que somos tiene
su origen en una intensa relación entre dos gametos, dos células especializadas
que en un momento de su vida se funden y dan lugar a los millones de células
que conforman nuestro cuerpo. Un óvulo y un espermatozoide son nuestro
principio.
Por lo general, sólo un espermatozoide
consigue atravesar las capas protectoras que rodean al óvulo e introducir su
cabeza, con el núcleo, dentro del mismo. Cuando los núcleos de ambas células se
funden, la nueva que se origina sufre multitud de divisiones acompañadas de
especialización que consiguen crear un ser humano en apenas 40 semanas de
gestación.
Imagen 2.- Proceso de fecundación de un
óvulo por un espermatozoide.
Crédito: Ana B. Ropero en HORMONAS
Todas las funciones de las que hemos hablado
y hablaremos en los próximos programas son posibles gracias a un fino trabajo
de ingeniería que cada célula hace en su interior. Cada célula es como una fábrica
con varios departamentos, cada uno encargado de una parte del proceso, mientras
mensajeros van y vienen dando órdenes de ejecución. En la célula es difícil
determinar quién es el jefe y muchos señalan al núcleo, donde reside el
material genético, que contiene las órdenes y los moldes para sintetizar
proteínas, que son las grandes encargadas del funcionamiento de la célula.
El motor que mueve toda esta fábrica celular
es la energía. El ATP es nuestra moneda energética, una pequeña molécula que
cuando se rompe libera una gran cantidad de energía que se emplea en los
procesos celulares. El ATP se produce en la central eléctrica de las células,
que son las mitocondrias. Aquí es donde tiene lugar la última parte del
metabolismo de los nutrientes energéticos que ingerimos: hidratos de carbono,
lípidos o grasas y proteínas.
Créditos
de las imágenes y los vídeos
- Imágenes 1 y 2.- Autora: Ana B. Ropero.
Creative Commons 4.0
- Vídeo 1.- David
Rogers de Vanderbilt University en youtube; compartido por Andrés Treviño.
- Vídeo 2.- Hybrid Medical
en youtube en youtube
Créditos
de la música
- Toda la música de Jamendo.com
- Koke Nunez Gomez,
“Fight for your Village”
- Theo
Arnisound, “Brave Dream”
- Galdson, “Roots”
- Koke Nunez Gomez, “Hades’ Rebellion”
- Lohstana David, “Elle est ainsi” (Versión instrumental)
- DefectiveContact,
“Joker”
Créditos
de los sonidos
- Instituto de Tecnologías Educativas.
Ministerio de Educación.
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