¿Te has preguntado alguna vez si todos tenemos el mismo
número de músculos o si es que l@s hay que tienen más? Los mismos, más de 600,
pero algun@s los tienen mucho más desarrollados. Para conseguirlo se recurre en
muchas ocasiones a la ingesta de esteroides anabolizantes, sustancias
consideradas dopaje.
Si hace unos meses tratábamos en esta misma tribuna el
problema de los trastornos del comportamiento alimentario que afectan
mayoritariamente a la población femenina, debemos recordar que la vigorexia es
aún más prevalente y es la población masculina joven la más propensa a sufrirla.
Estos chicos de gimnasio pueden llegar a realizar auténticas barbaridades como nos
lo cuenta el documental titulado Vigor
que RTVE emitirá el próximo 15 de junio. Dietas desproporcionadamente ricas en
proteínas y más alarmante aún, el uso de esteroides anabolizantes para provocar
un crecimiento muscular que no puede conseguirse de otra forma.
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Los esteroides anabolizantes son un grupo de compuestos
que favorecen el crecimiento de los tejidos, especialmente los músculos. La
testosterona (hormona sexual masculina) y derivados sintéticos, como la nandrolona
o el estanozolol son los más utilizados. Los esteroides anabolizantes se
incluyen en la lista de sustancias que constituyen dopaje según la Agencia Mundial
Anti-Dopaje (WADA).
Los deportistas de élite han sido tradicionalmente los
principales consumidores de esteroides anabolizantes. Sin embargo, resulta
alarmante la cantidad de deportistas aficionados, amateurs y jóvenes aún en
edad escolar que también usan estos productos. Se estima que el 1-5% de los
estudiantes de secundaria en USA y en varios países de Europa han utilizado
estas sustancias. Los porcentajes son mucho mayores entre los asiduos a los
gimnasios.
Los esteroides anabolizantes tienen diversas aplicaciones
terapéuticas, entre las que se incluyen el hipogonadismo (baja producción de
hormonas sexuales), el retardo de la pubertad, la supresión de la lactancia, la
pérdida de libido tras el embarazo y la menopausia, el SIDA, la osteoporosis y situaciones de
gran debilidad. Esta administración terapéutica se hace bajo control médico y a
dosis bajas con el fin de conseguir efectos específicos.
Estos
mismos compuestos, a dosis altas mejoran la fuerza y la masa muscular, la
velocidad de contracción muscular y la recuperación tras ejercicios intensos. Además, de forma indirecta aumentan la fuerza y la
resistencia a la fatiga en ejercicios de alta intensidad y corta duración
(anaerobios). Sin embargo, estas mejoras van asociadas a dos problemas. Por una
parte la administración de sustancias que pueden funcionar como la propia
testosterona y por lo tanto alterar el equilibrio hormonal. Por otro lado, los
efectos secundarios como consecuencia de las altas dosis a las que se
utilizan, que pueden llegar a ser 50-100 veces superiores a las terapéuticas. A
estas dosis, los esteroides anabolizantes dejan de ser específicos y provocan
efectos secundarios que pueden ser irreversibles.
Dar la lista
completa de los efectos secundarios que puede provocar la administración de altas dosis de esteroides
anabolizantes puede resultar abrumador. Sin embargo, deben tenerse en cuenta
para colocarlas en un lado de la balanza mientras que en el otro se sitúan la
mejora del rendimiento deportivo y/o la estética muscular. Aumento de los
niveles plasmáticos de colesterol-LDL (el malo), disminución del colesterol-HDL
(el bueno), intolerancia a la glucosa (estadio pre-diabético), patologías
hepáticas, complicaciones cardiovasculares entre las que se incluyen infarto de
miocardio y ataque al corazón, son algunos ejemplos. Alteraciones psiquiátricas
también son habituales: mayor agresividad e irritabilidad, depresión, psicosis
paranoica y comportamiento anti-social. En los adolescentes es importante la
aceleración de la maduración del esqueleto, lo que puede llevar a una parada
temprana del crecimiento. En los hombres se ha descrito atrofia testicular y
esperma de baja calidad, que puede llevar a infertilidad; pérdida de pelo,
crecimiento de las mamas y problemas con
la próstata. En las mujeres es habitual el crecimiento excesivo de vello (hirsutismo),
agravamiento del tono de voz, irregularidades menstruales, infertilidad,
reducción del tamaño de los pechos y atrofia uterina.
Debemos
tener en cuenta, además, que quienes utilizan esteroides anabolizantes
raramente informan de los efectos secundarios, por lo que los descritos
proceden en general de ensayos controlados. En estos, las dosis administradas
son en general menores que las utilizadas por los deportistas. Por estas dos
razones, se considera que los efectos adversos conocidos de estas sustancias están
subestimados.
La
accesibilidad a los esteroides anabolizantes es relativamente sencilla, estando
disponibles incluso a través de Internet, sin necesidad de prescripción médica.
Estos productos en venta no están sometidos a controles sanitarios, lo que hace
que el consumidor esté expuesto a un riesgo añadido ante la posibilidad de
adulteraciones que no son detectadas por las autoridades sanitarias.